Día de Acción de Gracias.

Recuerdo estar en terapia intensiva al lado de mi esposo, era Día de Acción de Gracias, en un descanso, salí a caminar por los pasillos del hospital. Mientras caminaba, vi como algunas enfermeras contentas llevaban una cena especial en sus platillos; pavo, puré de papa, vegetales, salsa de arándano, relleno etc. En ese momento yo me detuve, respiré, para mi no era un día el cual celebrar, no sentía ganas de dar gracias, ya que mi esposo estaba luchando por su vida. Pensé en todas las familias que estaban pasando por lo mismo que yo, es muy duro ver a un ser querido luchar entre la vida y la muerte.

Rehabilitación.

Pasaron dos semanas de mucha incertidumbre como fue: la cirugía para estabilizar la médula espinal, hablar con doctores especialistas, información sobresaturada de seguro médico, costos de todo, llamadas de teléfono, pagos, y mucho papeleo. La recuperación de mi esposo iba en marcha, ya estaba totalmente consciente; esto era indicación que era momento de mudarnos a un hospital de rehabilitación.

Era 19 de Diciembre, mientras llevaban a mi esposo en la camilla entre los pasillos del nuevo hospital, yo veía decoraciones navideñas en todos lados; arbolitos de navidad, enfermeras con gorritos, decoraciones festivas en las credenciales de los trabajadores del hospital y se escuchaba música navideña. Estaba tan enfocada en todo el proceso de vivir en un hospital día y noche que me olvidé de que la gente estaba teniendo sus posadas navideñas, compra de regalos, decorando sus casas y todo un sin fin de cosas bonitas, desafortunadamente a mi, me tocó mala suerte y estábamos viviendo una tragedia en medio de la temporada donde todo se trata de felicidad.

La esfera navideña.

Un día le tocó a mi esposo terapia ocupacional, la terapeuta le propuso una actividad manual la cual era decorar una esfera, él la decoró y en ella escribió “te amo”. Cuando regresé al cuarto, me la dio y dijo que era mi regalo de navidad. Para mi, fue algo hermoso, llenó mi corazón, me sentí festiva y decoré el cuarto de hospital.

Noche buena llegó, mi esposo fue afortunado, ya que le dieron un cuarto individual, no había otro paciente a lado, eso se prestaba para yo poder quedarme a dormir y su familia pudiera visitar sin molestar a nadie. Esa noche del 24 de Diciembre fue linda. Su mamá nos llevó tamales y frijoles ricos, platillos que a mi esposo le encantan. Cenamos, nos reímos, nos dimos regalitos sencillos y aunque tristes, el corazón estaba contento en ese momento. Lo mismo pasó en Año Nuevo, llegó la medianoche y era momento de gritar ¡Feliz Año Nuevo! nos dimos el abrazo pero, ese abrazo que le di a mi esposo fue uno de los más especiales ya que él había sobrevivido a un accidente grave y yo tenía la dicha de estar abrazando a él, una vez más.

Después de varios años, ¿cómo son las fiestas para mí?

He sido afortunada de que con el tiempo mi situación ha mejorado. Mi esposo es más independiente, tenemos mucha experiencia y nos hemos adaptado a la nueva vida con una lesión medular espinal. Entonces, ahora si tenemos tiempo y animo de pensar en celebrar y disfrutar las fiestas navideñas, teniendo presente que no siempre todo es felicidad, que la vida tiene retos y que la clave es saber sobrellevarlos, por que es parte de estar vivos.

Si estás pasando por un momento triste en tu vida, no desesperes, mientras haya vida hay esperanza y sobre todo, siempre hay alguien que te quiere ver feliz.

Tanya GaLaviz es la esposa de Hobal, quien vive con una lesión de la médula espinal a nivel de T6 y es su cuidadora principal. Ella recide en California y es la fundadora de un grupo de apoyo para cuidadores latinos.